viernes, 8 de junio de 2007

Edil Aparicio Saravia recordó
figura de Dr. Rodolfo Canabal

Haciendo uso de la palabra en la media hora previa, el Edil Aparicio Saravia, trazó una semblanza del Dr. Rodolfo Canabal, al cumplirse, el 13 de mayo último, sesenta años de su fallecimiento, siendo las que siguen parte de sus expresiones:
“...El Dr. Canabal nació en Montevideo el 2 de febrero de 1892 y era hijo de un ilustre Médico compatriota, Dr. Joaquín Canabal y de su esposa Luisa Paseyro. Se graduó de abogado en enero de 1917 y en febrero de ese año inició su actividad en nuestra ciudad. En 1918 se casó con Da. Margarita Díaz Fournier y de su matrimonio nacen siete hijos: Rodolfo, Margarita, Luisa Elena, Graciela, Estela, Eduardo y Sara. Su hijo mayor, el Dr. Rodolfo Canabal tiene una destacada actuación en el Partido Nacional, acompañando el movimiento de Wilson Ferreira Aldunate y prestando, en la actualidad, importantísimos servicios al Partido.
En 1931 el Dr. Canabal pasó a vivir en la 9ª sección, en un campo ubicado en la zona de la Represa de Cuñapirú, entre ésta y el camino internacional. La represa referida formó parte de3 su campo y fue prácticamente regalado al estado, por entender el Dr. Canabal que no debía lucrar con una obra de gran interés general.
Tuvo una intensa actividades el plano gremial estudiantil, militó entre quienes fundaron el Centro de Estudiantes de Derecho, en 1916. Participó de la campaña previa a la elección para la Asamblea Nacional Constituyente realizada el 30 de julio de 1916. Intervino en los debates acerca de si el voto debía ser público o secreto y en el acto de colación de grado, en representación de la Facultad de Derecho hizo una exposición destinada a la defensa del voto secreto que tuvo gran repercusión pública”.
“...En el Liceo Departamental, ejerció el profesorado en literatura en 3º y 4º años y de Moral e Instrucción Cívica. Presidió la primera delegación de deportistas de Rivera que asistieron al primer campeonato de fútbol realizado en Montevideo y es oportuno recordar que en diciembre de 1918, fue de los primeros en unir Rivera y Montevideo en automóvil, en episodio que tuvo la particularidad de reunir en el Club Uruguay, de donde partió con dos amigos, una gran cantidad de personas, por lo inusual y extraordinario del hecho.
Fundó en 1920, el periódico “La Prensa”, que marcó una época por su forma de periodismo de opinión, cultural y de humor. También le atrajo la actividad política que ejerció con gran dedicación y total desinterés por las posesiones materiales, arista que marcó profundamente su actividad en todos los órdenes. Representando a la minoría llegó a ejercer la presidencia de la Junte Electoral, en un gesto digno de mención de sus adversarios. En 1939 fundó el periódico “Noticias”, de aparición bisemanal. En un artículo titulado “Montevideo, meca del criollo”, analiza la forma en que muchos compatriotas del interior son atraídos por la capital hipertrofiada. Denuncia allí la realidad de nuestro interior que comienza a despoblarse.
Don Horacio Luis de Avala, que fue por muchos años procurador, en nuestro medio y Don Alejandro Artagaveitia, que fuera alguacil del Juzgado Letrado, contaban innumeras anécdotas que no sólo se referían a proverbial sentido del humor sino que muchas veces hablaban de su solvencia profesional reconocida entre sus pares.
Contaban que cierta vez lo llamó a la cárcel un procesado para que asumiera su defensa; se trataba de un peón de un conocido hacendado con fama de tacaño. El hombre le manifestó que en el momento no tenía con que pagarle la defensa e irónicamente el Dr. Canabal le contestó “no se preocupe su patrón, seguramente se va a hacer cargo de ella”... jamás cobró un centavo, como en tantos otros casos”.
En setiembre de 1920, el Directorio del Partido Nacional, presidido por el Dr. Luis Alberto de Herrera, resuelve repatriar los restos del General Aparicio Saravia, sepultados en la estancia de Doña Luisa Pereyra de Souza, madre del Coronel Joao Francisco, ubicada en el Rincón de Maneco, en el Municipio de Santa Ana do Livramento. Esta patriótica y piadosa peregrinación se cumple en enero del año siguiente. Desde allí hasta la estación de Ferrocarril de Rivera la urna fue transportada en el automóvil del Dr. Rodolfo Canabal, quien lo conducía, teniendo como acompañante al Dr. de Herrera. En ese entonces el Dr. Canabal integraba la Comisión Departamental del Partido Nacional, quien junto a otros correligionarios, habían sido designados por el Directorio para realizar los trámites en el país hermano para repatriar los restos de Saravia. , En nombre de los riverenses pronuncia el discurso al partir el ferrocarril que cruza el país de Norte a Sur, deteniéndose en pueblos, villas y ciudades, para que los lugareños pudieran ofrendar su homenaje a aquellos sagrados restos”.
“...En 1942 con motivo de una grave dolencia, que afectó a partir de entonces su actividad, se traslada a Montevideo, falleciendo el 13 de mayo de 1947.
A lo largo de su vida demostró un carácter muy firme y enérgico, gran valentía para sustentar y exteriorizar sus puntos de vista cualesquiera fueran las circunstancias en que se encontrara, extraordinaria independencia, todo ello además junto a una clara actitud de despreocupación por las ventajas materiales y una austeridad que marcó invariablemente su trayectoria, caracterizada, como expresó el Dr. Carlos Quijano, en “Marcha”, en oportunidad de su fallecimiento, “por una bohemia llena de humanidad y simpatía”.

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